El otro día mientras cenaba en un restaurante que tenía techos altos y grandes ventanales, algo llamó mi atención (la acústica era terrible). Cada palabra rebotaba y el ruido ambiental también hacía difícil mantener una conversación.
Esto me hizo reflexionar sobre cómo la arquitectura no siempre prioriza la experiencia del usuario
Los arquitectos no solo diseñan formas, realmente diseñan cómo vivimos los espacios.
A lo largo de toda nuestra historia, la arquitectura ha evolucionado desde lo que se conoce como puramente funcional hasta lo profundamente conceptual pero a veces se nos olvida lo esencial, crear entornos habitables y cómodos.
Un espacio que esté bien diseñado no solo debe ser visualmente atractivo sino también responder al clima, al sonido, a la luz y a los materiales
Esto hace que conecte con la sostenibilidad, no es solo utilizar materiales reciclados o energías renovables, es sobre todo entender cómo los usuarios sentirán los espacios.
Una mala decisión, como ignorar la acústica o el confort térmico puede que convierta una obra en una experiencia frustrante, por muy innovadora que parezca
Al final la sostenibilidad y la funcionalidad siempre van de la mano en el diseño hacía el futuro.